Me surge la duda de si este sentimiento podría ser considerado pedofilia, ya que enamorarse de personas que aún no alcanzan la mayoría de edad es un delito castigado con cárcel en muchos países. Sin embargo, tengo la convicción de que mi Dios Yahvé ha dispuesto estas dos tentaciones encontradas, una en Mikkeli, Finlandia, y la otra aquí, en Marinilla, Colombia. Ambas mujeres tienen el mismo nombre, lo cual no considero una casualidad.
Además, al parecer, en un pasado remoto de la Humanidad, tuve un encuentro sexual con la mujer del primer ser humano creado por Dios, cuyo nombre era Eva. Es llamativo que la mujer en Mikkeli, Finlandia, se llame Eve Lane, y que aquí en Marinilla tenga el mismo nombre.
Parece que, por haber encarnado a ese ángel llamado Lucifer, mi destino está maldito y estoy destinado a enamorarme de una "primera mujer" llamada Eva. Es curioso que dos árboles de manzana marquen el límite de mi casa, simbolizando quizás la separación del pecado al tener una relación con una mujer."
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