Si fueran ellas las que pidieran permiso para bajarse del bus en la Dalia en Marinilla Antioquia, uno tendría que obedecerles inmediatamente o me expongo a recibir unas cuantas palabrotas o puños . Pero como es Daniel Felipe García Pulgarin el que pide permiso hasta en tres ocasiones sin respuesta alguna, este no tiene otra alternativa que empujar bruscamente a la que no hace caso o tortuga. Uno se baja del bus cuando se me venga en gana, y otras personas no deben impedir que lo haga o decidir donde debo hacerlo, más si ya he pagado el pasaje con anticipación al conductor. Me importan un carajo las normas de urbanidad , pues a las buñuelas o dormidas hay que moverlas y despertarlas de su letargo y lentitud en la vida. Parece que la vacuna del Covid-19 transformó a la gente en individuos dormidos y pasivos.
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