Las heridas en mi cuerpo tienen historia. La plandemia despertó una vez más el deseo de querer acabar con mi vida . ¿Quién no querría acabar con su vida ? observándose sólo en una casa con una gata y nadie más. Las horas transcurren muy lentamente. Y la vida para otros es diferente. Por lo menos tienen compañía. Tengo envidia de otros y otras . Quisiera comprar una pistola y volarme los sesos poner fin a mi existencia.
Estoy vacío y triste, nadie me quiere.
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