Faltaba más, y es el colmo de los colmos desde que resido en Marinilla hace dos años, que alguien me obligue a sostener a un niño desconocido en el bus para que no se caiga. Por una parte odio a los niños y por otra nadie me puede obligar a hacerlo. Cada quien que se defienda con sus hijos como pueda o mejor que obten por dejarlos en casa para que no incomoden a la gente .
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